La adolescencia, como la define la
OMS, “es el periodo de la vida en el cual el individuo adquiere madurez
reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y
establece su independencia socioeconómica”, comprende de los 10 a los 19 años
de edad, sin embargo en cada individuo es diferente ya que depende de la
interacción de múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. En esta
época nos ha tocado ser testigos de un fenómeno que podemos llamar adolescencia
prolongada, la cual se debe tanto a modificaciones biológicas y sociales
como a los nuevos estilos de crianza.
Debido a que es una etapa de
muchos cambios internos y externos, los adolescentes son especialmente
vulnerables a presentar problemas emocionales y de conducta. Está reportado que
el 50% de todos los trastornos mentales inicia en la adolescencia, éste es un
dato muy importante porque quiere decir que la mitad de las personas que
padecen depresión, ansiedad, trastorno bipolar, problemas del dormir, abuso de
sustancias y trastornos psicóticos tendrán su primer episodio antes de los 20 años. Aún con esta información se suele pensar que
los trastornos mentales son poco frecuentes, sin embargo en las investigaciones
se ha encontrado todo lo contrario: se sabe que 20 de cada 100 niños y
adolescentes padecen algún trastorno mental; la prevalencia de problemas de
depresión y ansiedad oscila del 8 hasta
el 24% y va aumentando conforme avanza la edad. En la revista de Salud
Pública se reportó que los problemas de
salud más frecuente en los adolescentes mexicanos son los accidentes y el abuso
de sustancias, ambas situaciones vinculadas estrechamente con la salud mental.
Como ejemplo de lo anterior, se conoce bien que los adolescentes que padecen Trastorno
por Déficit de Atención con Hiperactivad (TDAH) son más propensos a sufrir accidentes,
a tener una autoestima baja, a abusar del tabaco y, si se acompaña de problemas
de conducta, también a abusar del alcohol
y otras drogas, además de que tienen un riesgo mayor de iniciar una vida
sexual temprana y poco responsable.
A veces la depresión en los
adolescentes se puede manifestar con irritabilidad y conductas desafiantes, lo
cual puede originar serios problemas en las relación familiar y hacer más difícil la comunicación entre
padres e hijos, tan necesaria en esta etapa de la vida.
La intervención de un especialista
que pueda evaluar profesionalmente y dar un tratamiento adecuado junto con el
apoyo de la familia, son las medidas necesarias para evitar consecuencias que
impacten negativamente en la calidad de vida del adolescente.
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